
Después de dar una definición de estrés y hablar de distintos enfoques de investigación en el artículo anterior, ahora te comparto algunos consejos sencillos para que este “compañero de aventura” no se vuelva demasiado pesado en tu día a día.
Imagina tu organismo como un circuito: una red donde los fenómenos biológicos, físicos y los eventos psicológicos están siempre conectados.
Así entiendes por qué mantener un buen equilibrio entre “cuerpo”, “mente” y “comportamientos” es clave para combatir el estrés.
¿Y entonces?…
Cómo gestionar el estrés: 10 puntos
1) Ojo con tus hábitos diarios
Recuerda: tu cuerpo tolera momentos de estrés (incluso intenso) siempre que sean cortos. Después de periodos de estrés fuerte, busca espacios de descanso —aunque sean pequeños— pero que sean regulares y frecuentes.
2) Más allá de los clichés: tú eres un “animal en movimiento”
Cuando haces actividad física, tu cuerpo toma el mando y la mente se “ordena” mejor. Una buena caminata (mejor si es en la naturaleza) tiene un efecto muy equilibrante también a nivel mental.
3) La importancia de la comida
No subestimes lo clave que es una buena educación alimentaria: lo que comes influye también en tu sistema inmunológico y en tu sistema nervioso.
4) Combatir el estrés a través del “hacer”
Tus comportamientos influyen en los resultados, en las metas que logras y en cómo alejas situaciones estresantes.
5) Planifica con cabeza
Una buena planificación del trabajo y una gestión del tiempo eficaz son aliados fundamentales contra el estrés.
6) Asertividad
Muchas veces el estrés nace del miedo al conflicto. Trabaja tu asertividad, por ejemplo, aprendiendo a decir que no cuando toca.
7) Ponte objetivos
Sí a objetivos retadores, pero alcanzables. Ponerte metas imposibles es una fuente enorme de frustración… y de estrés.
8) Cuidado con la impulsividad
Frente a “problemas” que generan estrés, tendemos a decidir con impulso (y a crear otros “problemas”). Técnicas de"problem solving" pueden ayudarte tanto al analizar la situación como al tomar decisiones ("decision making").
9) Prepárate
Prepárate para enfrentar eventos que pueden ser estresantes. Enfócate en lo que tienes que hacer y en los errores que debes evitar para ser más eficaz. Así, cuando llegue el momento de hacer una presentación en público, te sentirás más seguro, con la tranquilidad de que “tienes todo para que salga bien”.
10) Una historia para reflexionar
Y para cerrar, un anécdota:
Un psicólogo estaba explicando cómo gestionar mejor el estrés. Cuando levantó un vaso de agua, todo el público pensó que haría la típica pregunta: “¿vaso medio lleno o medio vacío?”.
Pero lo que preguntó fue: “¿Cuánto creen que pesa este vaso de agua?”.
Las respuestas variaron entre 250 y 400 gramos. “El peso exacto no importa”, respondió el psicólogo. “Depende del tiempo que lo sostengo. Si lo levanto un minuto, no pasa nada. Si lo sostengo una hora, me duele el brazo. Si lo sostengo todo el día, el brazo se me entumece y ya no me responde. En todos los casos, el peso del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sostengo, más pesado se vuelve”.
Y continuó: “El estrés y las preocupaciones de la vida son como ese vaso de agua. Si piensas en ello un momento, no pasa nada. Si lo sostienes en tu cabeza un poco más, empieza a doler. Y si lo cargas todo el día, te sentirás paralizado y sin fuerzas para hacer nada”.
¿Te perdiste el artículo anterior? Lee “Cómo gestionar el estrés: dos enfoques diferentes”.







