¿Está la Generación Z lista para el mundo laboral… y lo están también las empresas para acogerla?

9 de septiembre de 2025
Escrito por Sara Tamburro

En los últimos meses ha surgido en EE. UU. una tendencia preocupante que podría extenderse también a Europa, como ya ocurrió con fenómenos como YOLO, la Great Resignation o la Great Reshuffle.

Según una encuesta realizada por Intelligent.com en agosto de 2024 a 966 líderes empresariales, el 75% de las empresas no quedó satisfecha con el desempeño de los recién graduados de la Generación Z contratados ese año. Más aún: cerca del 60% reconoció haber despedido al menos a uno de ellos. Entre las principales razones señaladas están la falta de motivación o iniciativa (50%) y la percepción de poca profesionalidad (46%).

Este fenómeno invita a reflexionar no solo sobre el contexto económico, sino también sobre cómo están cambiando las actitudes, expectativas y competencias requeridas en el mercado laboral actual. La transición generacional está en marcha, pero requiere un plan claro de adaptación de skills, tanto para la Gen Z como para las propias empresas.

Generaciones frente al trabajo: un repaso comparativo

Cada generación ha llegado al mundo laboral con una mentalidad distinta, moldeada por el contexto histórico y social en el que creció:

  • Baby Boomers (1946-1964): valoran la estabilidad laboral, la lealtad a la empresa y suelen mostrar resistencia a los cambios tecnológicos.
  • Generación X (1965-1980): marcada por la independencia y la adaptabilidad, vivió la transición de lo analógico a lo digital y busca equilibrio entre trabajo y vida personal.
  • Millennials (1981-1996): crecieron con la digitalización, pero mantienen una visión más tradicional sobre la carrera profesional: apuestan por la estabilidad y el work-life balance.
  • Generación Z (1997-2012): la primera generación 100% digital. Valora la flexibilidad, el aprendizaje rápido y el impacto inmediato, incluso a costa de la fidelidad a la empresa.

Este contraste plantea una pregunta crucial: si los contratos no se consolidan, el problema está en los jóvenes… o en el sistema empresarial?

Un choque de expectativas entre Gen Z y empresas

Los datos revelan un desajuste de expectativas. Las organizaciones buscan compromiso, resiliencia y habilidades interpersonales, mientras que la Gen Z llega al trabajo con demandas de flexibilidad, crecimiento acelerado e impacto inmediato.

Los empleadores señalan carencias en soft skills, resistencia a jerarquías tradicionales y expectativas poco realistas de carrera. Por su parte, los jóvenes se encuentran con estructuras rígidas que no siempre reconocen su potencial ni se adaptan a su manera de aprender y trabajar.

¿Qué competencias se necesitan para cerrar la brecha?

La solución pasa por trabajar en dos frentes: preparar a la Gen Z con las competencias adecuadas y adaptar la cultura empresarial al nuevo escenario.

Para la Generación Z que ingresa al mundo laboral:

  • Fortalecer soft skills: comunicación, colaboración y gestión de expectativas.
  • Desarrollar resiliencia y problem solving en contextos inciertos.
  • Adoptar un enfoque proactivo, proponiendo soluciones.
  • Equilibrar ambición y paciencia en su crecimiento profesional.

Para las generaciones ya presentes en las empresas (Baby Boomers, Gen X y Millennials):

  • Practicar sharing y reverse mentoring para un aprendizaje mutuo.
  • Adoptar un liderazgo más flexible, cercano al coaching que a la jerarquía rígida.
  • Ejercer mentoring real, acompañando a los jóvenes talentos.
  • Abrirse a la digitalización y reconocer los valores que atraen a la Gen Z: propósito, inclusión y equilibrio vida-trabajo.

El futuro del trabajo: construir puentes entre generaciones

El reto no es únicamente generacional, sino cultural. Para atraer y retener talento de la Generación Z, las empresas deben apostar por un liderazgo más colaborativo y modelos de crecimiento dinámicos. Al mismo tiempo, los jóvenes necesitan asumir un rol activo en su desarrollo, entendiendo que no todo puede cambiar a su medida de forma inmediata.

El éxito futuro dependerá de la capacidad de construir puentes entre experiencia e innovación, entre tradición y cambio. Solo así será posible un nuevo equilibrio en el mundo laboral.

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Sara Tamburro