
La evolución de la Inteligencia Artificial Generativa (IA Generativa) está transformando la forma en la que se aprende y se lleva a cabo la formación en las organizaciones. En un mundo cada vez más volátil y complejo, donde las necesidades cambian rápidamente, la formación justo a tiempo se ha convertido en una prioridad. En este contexto, esta tecnología surge como una herramienta poderosa que facilita el acceso a contenido personalizado y adaptable, ofreciendo a cada persona una experiencia de aprendizaje más eficaz y a su medida.
IA Generativa: Nuevas oportunidades en el aprendizaje y la formación
La IA Generativa tiene el potencial de revolucionar la forma en la que aprendes, aportando una serie de beneficios. Por ejemplo, puede adaptar el contenido formativo a tus necesidades individuales, teniendo en cuenta tus preferencias y tu nivel de conocimientos. Esto permite una experiencia de aprendizaje más personalizada y efectiva.
También destaca por permitirte elegir el tipo de contenido que mejor se ajusta a tu estilo de aprendizaje, lo que facilita la adquisición de conocimientos. Además, ofrece contenido en formato microlearning, lo que mejora la retención y aplicación de lo aprendido. Los chatbots también pueden darte apoyo en tiempo real, resolviendo tus dudas y ofreciéndote respuestas al momento.
Por otro lado, al darte acceso a una gran variedad de información, GenAI te ayuda a adquirir nuevas habilidades, incluso de distintas disciplinas, fomentando así un aprendizaje más completo.
Sin embargo, a pesar de las oportunidades, introducir la inteligencia artificial en el aprendizaje conlleva ciertos riesgos. Por ejemplo, se puede difundir contenido demasiado simplista o sesgado, lo que puede hacer que pierdas confianza en el proceso. Además, puede reducir tu pensamiento crítico y tu creatividad, volviéndote más pasivo frente a contenidos que no desafían tus habilidades cognitivas.
Limitaciones actuales de la IA Generativa
A pesar de su gran potencial, la Inteligencia Artificial Generativa aún tiene limitaciones importantes. Aunque puede analizar datos de comportamiento, no logra comprender ni gestionar emociones humanas con la profundidad necesaria para responder a tus necesidades personales y sociales.
Tampoco puede sustituir la creatividad ni el pensamiento crítico avanzado, ya que estos surgen de la experiencia humana y la reflexión. El aprendizaje vivencial, algo esencialmente humano, no puede ser replicado por la IA. Puede simular situaciones, pero la comprensión real que surge de vivirlas solo está al alcance de las personas.
La IA Generativa tampoco interpreta bien los matices de las interacciones sociales, como los gestos o el tono de voz, lo que limita su capacidad para darte consejos realmente personalizados. Y no puede tomar decisiones éticas o basadas en valores, ya que estos procesos implican un razonamiento moral profundo que la IA no puede replicar.
La importancia de la regulación y la ética en la IA Generativa
A medida que la IA Generativa avanza, la regulación y la ética se convierten en pilares fundamentales para garantizar un uso seguro y beneficioso. La aprobación del Reglamento de Inteligencia Artificial por parte del Parlamento Europeo en 2024 marca un hito importante, ya que establece directrices para proteger tus derechos fundamentales y fomentar la innovación.
UNESCO, a través de su “Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial”, subraya la importancia de abordar las implicaciones éticas en el ámbito educativo y en otros sectores. Entre sus recomendaciones destacan el fomento de la alfabetización en IA, el desarrollo de habilidades fundamentales como el pensamiento crítico y la alfabetización mediática, y la inclusión de grupos infrarrepresentados en los programas educativos sobre inteligencia artificial.
La IA Generativa supone una revolución en el mundo de la formación. Pero su uso eficaz depende de encontrar un equilibrio entre el potencial de la IA y el valor único de las capacidades humanas. Puede ser un gran aliado en tu proceso de aprendizaje, siempre que lo uses de forma consciente y responsable, prestando especial atención a la ética y la normativa. Por eso, el papel de los formadores es clave: deben garantizar que esta herramienta complemente, y no sustituya, la creatividad, el pensamiento crítico y la empatía humanas.
Este artículo fue publicado originalmente en portugués en la web de Executive Digest.