Tipos de liderazgo: cuáles son y cómo funcionan

17 de diciembre de 2025
Escrito por Maria João Ceitil

El tema del liderazgo es, probablemente, uno de los más analizados, hablados y estudiados en la evolución de las políticas de Gestión de Recursos Humanos con el paso del tiempo. Solo con una búsqueda rápida en Google te das cuenta: hay (apenas) 27.500.000 resultados asociados a la palabra en portugués, y eso sube a 624.000.000 cuando buscas el concepto “leadership”.

Hay muchísimos estudios que intentan aclarar el papel, la importancia y el impacto de las personas que, de una u otra forma, lideran… e incluso de quienes, sin tener ese rol “contractualmente” (es decir, de manera formal), terminan influyendo en los equipos a los que pertenecen.

A pesar de la variedad de enfoques, parece bastante aceptado que el liderazgo se refiere a procesos de influencia que ejerce alguien un líder “que tienen como consecuencia comportamientos de participación entusiasta por parte de las personas a las que lidera” (Yukl, 1989), y no solo a un “sí” automático y al cumplimiento pasivo de las directrices de la organización.

El liderazgo aparece en todo momento y en todo tipo de situaciones, tanto en lo personal como en lo organizacional.

Todas las organizaciones necesitan a alguien con la capacidad de acompañar, motivar y gestionar equipos de forma eficaz. En el entorno corporativo, el líder guía a sus colaboradores, asegurándose de que los procesos se ejecuten de manera adecuada y de que se logren los resultados esperados dentro de los plazos definidos.

Aunque hoy en día se defiende cada vez más que los estilos de liderazgo deben combinarse, y que la eficacia de los líderes depende de su capacidad para usar el estilo más adecuado según cada situación, ya están identificados los tipos de liderazgo más comunes en las organizaciones. Veamos entonces cuáles son esos tipos “clásicos” y qué impacto tienen en los equipos.

Autoritario

Es, probablemente, uno de los estilos más debatidos y más fácil de reconocer en las organizaciones. El liderazgo autoritario suele enfocarse en ejecutar tareas, siguiendo de forma estricta reglas ya establecidas. Es un liderazgo autocrático porque la opinión del líder pesa por encima de todo: toma decisiones sin promover la participación de los demás.

Este tipo de liderazgo puede llevar a altos niveles de desmotivación y a resultados flojos en los equipos.

El líder autocrático suele ser dominante y, por eso, el grupo le tiene “respeto” (o miedo) y solo rinde cuando él está presente. Por eso se le ve más como un jefe que como un líder.

Liberal

Como su nombre sugiere, este líder suele ser más flexible: deja a las personas con más libertad para hacer su trabajo y tomar sus propias decisiones. Esto puede ser muy eficiente y aumentar la motivación, porque cada quien puede trabajar de la forma que le resulte más conveniente.

Pero, por otro lado, si no hay orientación clara, este estilo puede llevar a que el equipo se acomode o se disperse, por falta de control y por no tener bien definido qué se espera de cada quien.

Visionario

Los tipos de liderazgo pueden ser muy variados, porque cada persona actúa distinto. Pero si tú tienes olfato para ver oportunidades, eres optimista con lo que haces, tienes mentalidad emprendedora y te animas a asumir riesgos, es muy probable que estés ejerciendo un liderazgo visionario.

Esa capacidad de anticiparte a cómo se mueve el mercado suele apoyarse en investigación y análisis del comportamiento de las personas frente a productos o servicios. Este tipo de liderazgo entiende el valor del equipo para lograr buenos resultados y busca motivarlo de forma constante.

Democrático

El liderazgo democrático es el que permite que el equipo participe en decisiones importantes, tomando en cuenta ideas, sugerencias y críticas, e identificando oportunidades para mejorar tareas y también la organización en general. Aquí el líder impulsa la participación de todos y se preocupa tanto por el trabajo como por el grupo.

Este estilo abre espacio para una comunicación interna mucho más efectiva y crea vínculos que, con un liderazgo autocrático, por ejemplo, sería difícil construir.

Motivador

El líder motivador siempre está buscando alcanzar objetivos trabajando la parte emocional del equipo. Al motivar, suele sacar un potencial que muchas veces estaba ahí, pero nadie lo había visto (ni la persona misma).

En momentos de crisis, este líder suele ser clave, porque puede unir personas, propósito y objetivos con sus palabras y su ejemplo. Al contagiar confianza y optimismo, impulsa al grupo a seguir con los procesos y a alcanzar los resultados planificados.

Líder "Coach"

El líder "Coach" aparece cuando el liderazgo se apoya en principios de "Coaching", ayudando a que el equipo identifique qué acciones puede hacer para alcanzar objetivos y superar retos.

El “mote” del líder "Coach" es impulsar el desarrollo de nuevas habilidades y fortalecer poco a poco capacidades y competencias de cada persona (comunicación, enfoque, liderazgo), para mejorar resultados.

Técnico

En este tipo de liderazgo, el líder es respetado porque es quien más sabe y tiene gran capacidad técnica en temas específicos. Como tiene más dominio, sus decisiones se siguen y eso transmite mucha seguridad al equipo.

Es importante que este líder entienda el rol que tiene y la admiración que puede generar, sin dejar que eso lo convierta en alguien autoritario.

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Una cosa está clara: existan los estilos que existan, para ser un buen líder normalmente necesitas:
• Tomar decisiones y comunicarlas al equipo;
• “Vender” (convencer) tu decisión;
• Presentar tus ideas y abrir espacio para preguntas;
• Exponer el problema y pedir sugerencias antes de decidir;
• Definir límites según lo que el grupo vaya indicando;
• Dar espacio para que el grupo decida con libertad.

En la práctica, un buen líder no se queda con un solo estilo: suele mezclar varios, y eso depende de quién eres tú, de cómo es tu equipo y del tipo de trabajo que se hace.

Al final, los tipos de liderazgo se reflejan en el equipo: las actitudes del líder influyen en muchos factores. Uno de ellos es el comportamiento de liderazgo, que puede generar admiración (o todo lo contrario), y se nota directamente en cómo se ejecutan las tareas y en cómo se desarrollan las competencias de las personas.


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