Hoy vengo a hablarte de un tema que para mí es muy especial: la PNL. Estudiarlo es apasionante y, si lo haces durante años como me pasa a mí, llega un punto en el que no puedes evitar usar sus herramientas en todo en la vida: tanto para buscar tu propia mejora personal como para ayudar a otros a desarrollar esa misma mejora.
¿Qué es la PNL?
Entonces, ¿qué es la PNL? En español significa Programación Neurolingüística y se relaciona con los tres componentes que más influyen en la experiencia humana: Programación, Neurología y Lenguaje.
Tres componentes de la PNL
¿Programación? Sí. Todos, desde que nacemos o incluso antes, somos “programados” por todo lo que nos rodea (y por las personas que nos influyen), y esa programación define el modelo del mundo que construimos y lo que queremos hacer. Y por lo general, somos capaces de hacer más de lo que creemos.
La Neurología regula todas las funciones de nuestro cuerpo y también influye en cómo funcionamos: desde lo más automático hasta lo más racional, casi siempre con influencia de factores internos y externos.
La Lingüística o el Lenguaje determina cómo nos relacionamos y nos comunicamos con otras personas, y también el resultado que obtenemos de esa comunicación. Ojo: el lenguaje puede ser verbal o no verbal.
Para quienes como yo creemos que la comunicación puede estar en el origen de muchos problemas (tanto en relaciones personales como en el funcionamiento de una organización) y que también puede ser la solución, se entiende rápido la importancia de la Programación Neurolingüística: una manera de, a través de la “programación”, usar el lenguaje para influir en la neurología y en los resultados que obtenemos.
La PNL y su estudio te dan herramientas y potencian el desarrollo de habilidades que te ayudan a avanzar hacia la mejora individual, desarrollando flexibilidad, competencias y comportamientos que la sostengan. También incluye pensamiento estratégico y la comprensión de procesos mentales y cognitivos que están detrás de todos los comportamientos.
Esta “escuela de pensamiento” se basa en varios principios, y hay dos que son fundamentales:
• “El mapa no es el territorio”: nadie es “dueño” de la realidad. Cada persona construye mentalmente su propia versión de lo que vive. Cuando eres consciente de esto, es fácil entender que las demás personas, con las que te relacionas, también tienen su propia visión; por eso es normal que existan perspectivas distintas sobre un mismo tema o situación.
Estudiar este tema es apasionante y, si lo haces durante años como me pasa a mí, no puedes evitar usar sus herramientas en todo en la vida: tanto para buscar tu propia mejora personal como para ayudar a otros a desarrollarla.
• “Mente y cuerpo son un sistema”: lo que ocurre dentro de ti y entre tú y el mundo exterior funciona como un sistema. Entender que todo interactúa y se influye mutuamente ayuda a comprender que “las personas no son sus comportamientos” (otro principio de la PNL).
Estudiar este tema es apasionante y, si lo haces durante años como me pasa a mí, no puedes evitar usar sus herramientas en todo: tanto para buscar tu propia mejora personal como para ayudar a otros a desarrollarla.
