Profesionales de la formación: El formador profesional

¿Qué es un Formador Profesional?

El formador profesional se encuentra en el centro de la formación presencial para adultos, ya sean empleados o solicitantes de empleo. Se encarga de todas las etapas de la formación, desde su diseño hasta la transmisión de habilidades. También desempeña el rol de facilitador, asegurando los aspectos pedagógicos y psicológicos de la formación.

¿Cuál es su rol?

Por encima de todo, un formador será la referencia de los participantes, dispuesto a responder a sus preguntas y aclarar cualquier confusión o duda. Por lo tanto, debe dominar ese ámbito antes de convertirse en un formador en él. Es posible que un formador pueda dominar varios campos.

El propio formador profesional diseña los contenidos educativos de sus cursos de formación. Su deber es desarrollar un calendario bien planificado para optimizar la transmisión de conocimientos y habilidades. También deberá elegir las herramientas apropiadas, las cuales le ayudarán a impartir las lecciones y dinamizar sus clases.

Como cada participante es único, el formador tendrá que familiarizarse con todos ellos. El objetivo es poder ofrecer a cada uno una formación completa y personalizada. También se les pide a los formadores que evalúen a todos los participantes de la formación al final de esta, utilizando un informe en frío y en caliente o un control simple después de cada sesión.

Los participantes pueden tener diferentes orígenes sociales… Convertirse en un formador también implica adaptarse a todas estas circunstancias y personalidades, inspirando confianza y transmitiendo conocimiento.

¿Cuáles son sus objetivos?

Para lograr sus objetivos de formación, la misión del formador es generar confianza en el grupo y facilitarles el proceso. Su grupo debe mantener una dinámica positiva a lo largo de la formación, solo así se mantendrá la motivación de los formandos. Estos son los medios de los que dispone para transmitir con éxito el contenido formativo y satisfacer a los participantes.

La dinamización y sus fundamentos para convertirse en formador

Dinamizar el grupo es la primera misión de todo formador profesional. Sin eso, no existirá una interacción fluida entre él y sus oyentes. El objetivo es ayudarlos a concentrarse y enfocarse en cada tema.

Saber dinamizar un grupo

Es una de las tres funciones principales del formador. Debe adoptar ciertas habilidades clave para convertirse en un auténtico formador profesional. Habilidades que se aplicarán a cada escenario formativo que encuentre durante el proceso.

Para dominar la dinamización de grupos, la manera más segura de conseguirlo es identificando los diferentes métodos y técnicas pedagógicas de la misma.

Las herramientas de dinamización

Además de los conceptos básicos de la dinamización, también existen herramientas que pueden ayudar a optimizarla. Como ejemplo, existen las contribuciones de la neurociencia, que pueden implementarse directamente en las etapas y condiciones clave del aprendizaje.

El formador también podría usar o diseñar sus propios materiales para la formación, siempre con el objetivo de dinamizarla. Debería dominar el habla, conocer otras herramientas de comunicación asociadas con la formación y el cómo manejar situaciones complejas. También existen herramientas digitales que pueden aportar modernización e innovación a la formación en el aula.

Las herramientas de dinamización ayudarán a la formación a distinguirse de otras que aborden el mismo tema. Deben ser únicas, modernas e incluso divertidas, para así atraer la mayor atención posible de los formandos.

El diseño de la formación

La creación del contenido de la formación y la elección de las herramientas de enseñanza que se usarán en ella.

Conocer los pasos del diseño

Para diseñar una formación, es necesario establecer un plan antes incluso de publicarlo. Todo parte desde el supuesto dominio del campo en cuestión, es decir, el formador debe conocer todos los aspectos del temario que impartirá. Por ejemplo, un formador de informática deberá disponer de todas las habilidades relacionadas con el tema y tener un mínimo de experiencia profesional. También deberá adaptar su formación al tiempo y espacio de su plataforma. Si tiene 11 días para hacerlo, podrá administrarse estos días para que los contenidos estén bien distribuidos a lo largo del proceso. El espacio donde tendrá lugar la formación debe ser estudiado por adelantado; los materiales, la ubicación de las sillas y los posibles espacios de formación exteriores.

Editar cada etapa de la formación

Editar cada paso es parte imprescindible del diseño de una formación. Se trata de combinar diversas técnicas en cada etapa. El formador deberá establecer una vez más un tiempo determinado para cada paso; cuánto tiempo para hablar, cuánto para los ejercicios y cuánto para las preguntas.

Preparar una evaluación

Cualquier formación, para ser digna de recibir tal nombre debe terminar con una evaluación. El objetivo no es tanto juzgar al participante, sino asegurarse de que haya asimilado todo. Si el formando tuviera dificultades durante esta evaluación, podría deberse a que la formación es defectuosa.

Dominio de las técnicas pedagógicas para convertirse en formador

Es necesario contar con todas las habilidades pedagógicas posibles para la formación. Por ello, el formador debe saber cómo identificar los factores clave de éxito para la dinamización.

Las técnicas pedagógicas

Deberá, primero, comunicar eficazmente y, segundo, ser capaz de gestionar momentos clave. Esto se da por tener una buena dinámica gestual, saber captar la atención, manejar la impaciencia y tener una interacción continua con los participantes. Una buena gestión de los momentos clave es esencial para convertirse en un (buen) formador.

Una dinámica de grupo positiva

El formador puede hacerse una idea –previa– del desempeño que tendrá el grupo gracias a una buena dinámica de grupo. Si esta resulta ser positiva significa que todos los participantes están involucrados.

Para ello, el formador deberá ser capaz de gestionar correctamente emociones y conflictos. Así como fomentar la participación de todos los participantes. Su objetivo es conseguir un grupo homogéneo partiendo de un grupo heterogéneo.

Competencias necesarias para convertirse en un formador

Para convertirse en un formador, primero es necesario dominar un campo específico; humanidades, ciencias exactas, informática, desarrollo personal, marketing, gestión, comunicación, etc.

Un formador tendrá que ser capaz de transmitir sus conocimientos, de hecho, deberá tener habilidades pedagógicas para ser capaz de formar a otras personas. Estas habilidades las podrá adquirir a través de la formación para formadores o mediante otras experiencias.

Al convertirse en formador, la persona en cuestión tendrá que dinamizar una clase o grupo de oyentes. Sin dinamización, estaría al mismo nivel que una fuente de información simple, como un libro. La dinamización ayudará a los participantes a asimilar todo el conocimiento que se les da.

El deber del formador también es diseñar su formación utilizando los contenidos y las herramientas educativas de su elección. Será responsable de administrar el tiempo y el espacio durante la formación. También será responsable de administrar los ejercicios y evaluaciones disponibles para sus formandos.

Para tener éxito en la formación, es necesario tener control sobre las técnicas pedagógicas que se utilizarán, pero también sobre la dinámica del grupo.

Un formador profesional debe conocer muy bien el campo sobre el que imparte, por eso debe tener una base sólida de conocimientos.

Partiendo de esta base, la persona tendrá que certificarse como formador. Un proceso que puede durar días o semanas. El objetivo de estas formaciones es aprender aquellas habilidades necesarias para certificarse como en formador de un tema.

Descubre como podemos ayudarte a convertirte en un buen formador con los cursos de formación y formadores.