Cómo sacar el máximo partido al Smart Working

06/04/2021

Pese a regirse por elementos como la flexibilidad y la autonomía de los empleados, la fórmula del Smart Working debe reunir una serie de requisitos al uso para ser realmente efectivo. Hablamos de planificación, priorización, asignación de objetivos, evaluaciones de desempeño… ¿Necesitas más tips para optimizarlo al máximo?

El SmartWorking parece haber llegado para quedarse. Se trata de una nueva fórmula de trabajar, acuñada también como ‘trabajo inteligente’ y que consiste en dotar de autonomía y flexibilidad a los empleados para trabajar dónde y cuándo quieran, apoyándose en las herramientas y recursos tecnológicos que la empresa pone a su alcance. Pero ojo, porque no se trata de un ecosistema anárquico donde cada uno hace lo que le place, sino de uno, mucho más sistematizado, donde hay unos objetivos y unos plazos que cumplir, y donde la comunicación y la colaboración entre managers y subordinados es clave. Esa comunicación continua, junto a la planificación y priorización de tareas y la capacitación digital de las partes, son aspectos fundamentales a la hora de sacar partido al Smart Working.

Smart Working equivale a planificación… y disciplina

Smart Working

Si hay un elemento imprescindible para el Smart Working este es la planificación. La jornada laboral debe planificarse al dedillo y el empleado debe tener claro cuándo arranca y cuándo termina esa jornada laboral. También que deberá tomarse tiempo para desayunar y para almorzar, así como para levantarse a estirar las piernas cada dos horas, como recomiendan los expertos. Lo importante es mantener el nivel de concentración, con lo que asegurarse de que nuestro lugar de trabajo está bien iluminado, ordenado y no contiene elementos de distracción también es fundamental. Como en cualquier puesto de trabajo la priorización de tareas será fundamental a la hora de llevar adelante la jornada: separar lo urgente de lo prioritario e importante, teniendo claro en todo momento los plazos de entrega, es imprescindible. Y cuando el orden de prioridades no se tenga claro, mejor preguntar.

Por mucho que la empresa y nuestros superiores directos remen a favor de la fórmula, facilitando al resto del equipo las herramientas y hojas de ruta necesarias para cumplir con sus objetivos de manera eficaz, aquellos que quieran sacar el máximo partido al Smart Working deberán ser muy metódicos y constantes. El empleado que quiera optar a esta fórmula debe hacer de la disciplina su mejor compañera de viaje. De lo contrario, las distracciones y el relajamiento darán lugar a que procrastine una y otra vez las tareas asignadas.

Capacitación digital al cuadrado

Que el Smart Working sea una fórmula apoyada en las nuevas tecnologías significa que tanto la compañía como sus empleados tendrán que enfrentarse a la progresiva transformación digital del negocio. A la hora de desarrollar su trabajo de manera óptima, la compañía será la que deba poner a su alcance herramientas que van mucho más allá de un teléfono o un ordenador. Un entorno laboral virtualizado en el que también habrá lugar para los sistemas de videochat, videoconferencia o aplicaciones cloud que harán posible la comunicación y el trabajo colaborativo.

Familiarizarse con estas nuevas tecnologías no significa, sin embargo, tener que estar conectados todo el día a dispositivos varios. De ahí que, volviendo al principio, el Smart Worker deba tener claro los límites de su jornada laboral. Porque sí, puntualmente podemos tener que responder a una llamada urgente a partir de las 19h o alargar nuestra jornada más allá de las 21h, pero esta no debería ser la tónica. De lo contrario, no solo cabrá revisar la carga de trabajo del sujeto o equipo en cuestión, sino que la empresa estará vulnerando uno de los derechos con los que también cuenta el trabajador a distancia: la desconexión digital, sobre todo durante el tiempo de descanso y de vacaciones.

Este derecho es, junto al de disfrutar de unas condiciones laborales y retributivas dignas; la estabilidad del empleo, la formación y la promoción profesional; la intimidad y la protección de datos; el conjunto de derechos que la nueva Ley del Teletrabajo española, vigente a partir del 20 de octubre de 2020, ha puesto sobre la mesa. Para los empleados que prestan sus servicios tanto de manera presencial como a distancia.

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