El Formador Formado

14 de febrero de 2025
Escrito por Equipo de colaboradores / Avec l'expertise d'Equipo de colaboradores

El Formador Formado es el proceso mediante el cual el profesional de la Formación y la Consultoría crece, fruto del contacto con diversos proyectos, de los que recoge realidades y experiencias que le permiten impactar y aportar valor añadido con su actividad.

Las organizaciones actuales corren presurosas en la carrera de la optimización de sus sistemas productivos, el entramado financiero que sustenta el día a día de la compañía solicita recortes y propone subliminalmente una producción tan cuantiosa como la habitual, con el mismo nivel de calidad y servicio, pero con una menor inversión de recursos (inputs).

El capital humano, cuasi máquina ingenieril perfectamente presta y dispuesta, se dispone a la asimilación rápida y eficaz de la capacitación necesaria para trabajar en esta nueva realidad. Parece el inicio de una novela o película de acción, sin embargo, se trata de la verdad de la inmensa mayoría de nuestras organizaciones actuales. Sin duda, el “hook” de la trama está garantizado, pues como se suele decir, la realidad supera con creces a la ficción.

No obstante, a tenor del título, no parece que el principio del post tenga mucho que ver. Sin embargo la conexión es muy estrecha. A menudo, el consultor-formador prepara su acto formativo en sala con un mimo casi religioso. Estudia la materia, la contrasta con la realidad, trabaja sobre al aterrizaje a tierra de los contenidos y mide con exactitud su proceder para conseguir sembrar la semilla del crecimiento en el capital humano y facilitar su desarrollo.

Pero, en la mayoría de las ocasiones, la capacitación y formación final y el incremento competencial fluye en ambas direcciones alcanzando el propio consultor-formador una formación, fruto de la experiencia de los participantes, aún mayor que la que el proporciona a dichas personas.

Sin ir más lejos, hace unos días pude conocer de primera mano, y relacionar con otras experiencias previas, la realidad sobre la aplicación de las técnicas y herramientas Lean en entornos fabriles.

A colación con la eficiencia y la productividad enunciada en la introducción, los propios participantes, y los proyectos de consultoría desarrollados, son los que te ayudan a conocer el estado actual práctico de esos principios teóricos que habitualmente trasladamos los formadores.

En determinado momento un participante me comentaba, que era tal el cúmulo de técnicas y herramientas puestas en marcha y abandonadas a su suerte, pasados un tiempo, que tal grado de actuaciones se había convertido en un sinsentido.

Un buen día se pone en marcha un proyecto interno promovido por la sede internacional para implantar SMED en la delegación nacional de una determinada multinacional (cosa habitual en la mayoría de nuestras organizaciones).

En este sentido se realizan mediciones “ideales” en función de tareas lineales que en la realidad no lo son tanto, de tareas externas factibles con un equipo voluminoso de personas, que en el día a día y el rigor de la producción no suele coincidir y con un sistema logístico en cuanto a herramientas y facilidades para agilizar el cambio ideal si no irreal.

El resultado es un SMED de libro, híper eficiente que permite una reducción en los tiempos de un 50%. El jefe del proyecto interno presenta mil resultados origen de gráficos maravillosos que exponen internamente las grandezas de la herramienta y las repercusiones en el flujo del proceso en el futuro.

Proyecto concluido, reducción conseguida y herramienta por implantar. Automáticamente, el esfuerzo en consultoría interna se re direcciona a otros fueros (retos) y el maravilloso SMED queda a merced del pobre operario que no encuentra a su disposición toda aquella estructura de facilidades con que contaban las pruebas que midieron  su idoneidad. Y lo que es peor, que no midieron las posibles roturas de máquinas e incidencias externas.

La línea operativa espera “con ansia” el nuevo proyecto interno que le muestre las lindezas de tal o cual herramienta que mal implementada, sirve para exigir mayores niveles de producción en virtud de estándares ideales que distan del trabajo real.

¿De qué sirve idealizar la realidad para mostrar la pertinencia y beneficio de un proyecto que finalmente no conduce a nada? Bueno si, a confundir y perjudicar el día a día de quien conoce perfectamente el proceso productivo, el operario.

Nadie duda de la potencia de este tipo de herramientas, aunque eso sí, sustentadas en la realidad y adaptadas según los acontecimientos y situaciones reales que se dan el proceso productivo. En ese caso, su óptimo resultado depende de “preguntar” y “hacer partícipe” a la línea operativa. De lo contrario, se perdería el conocimiento real de la actividad y la herramienta no daría sus frutos.

Precisamente, este es el aprendizaje que la formación y la consultoría proporcionan al profesional. Igualmente, el contacto con proyectos en diversas organizaciones sirve para establecer analogías y afinar en el traslado de los posibles inconvenientes de una implantación mal realizada.

El resultado es el Formador Formado que puede impactar en mayor medida en los proyectos de formación y consultoría que desarrolla, pues su acercamiento a la realidad en sentido integral es aún mayor día a día, y he ahí nace el auténtico valor añadido que puede aportar con su trabajo.

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