¿Por qué es clave valorar y empoderar al talento?

26/10/2020

Alinear los objetivos empresariales con los del propio empleado no solo se traduce en un mayor compromiso, sino también en una mayor productividad. Esto pasa por involucrar y empoderar al talento para desarrollar su trabajo, así como por reconocer sus logros y animarle a desarrollarse en sus áreas de mejora.

La autonomía es un factor cada vez más valorado por parte de los empleados, en especial de un tiempo a esta parte, donde los manager han sustituido la palabra ‘dirigir’ por ‘liderar’. Este liderazgo más cercano y empático también debe tornarse más democrático, situándose al lado de los colaboradores de la empresa y dándoles el lugar que les corresponde. Esto va desde informarles de todo cuanto sucede en torno a la empresa y a su función y mostrarse accesibles (comunicación fluida, escucha activa, feedback) a hacerles partícipes e invitarles a participar en la resolución de tareas y desafíos (empoderamiento, autonomía, delegar), pasando por poner a su alcance opciones de formación y desarrollo. Y es que, tal como señalan los expertos, preocuparse y ocuparse por fidelizar el talento –actual y potencial- tiene un claro retorno en términos de desempeño, productividad, compromiso y satisfacción.

Empoderar al talento: más innovación y creatividad

empoderar al talento

Empoderar a los empleados no solo les hace más libres y autónomos a la hora de trabajar, sino que les convierte en activos estratégicos a la hora de detectar oportunidades de negocio. En su afán de responder con creces a la confianza depositada en ellos, estos también resultan empleados más innovadores y creativos a la hora de aportar soluciones. La compañía no solo debe poner a su alcance proyectos y retos que incentiven su motivación y desempeño, sino que debe proveerles asimismo de los medios técnicos, logísticos, materiales y temporales que requiere su función.

Las empresas que practican una verdadera cultura del empoderamiento son indudablemente más atractivas para trabajar. Según una encuesta realizada por Gallup en 2017, empoderar al empleado permite a la empresa reducir el absentismo un 41%, incrementar su productividad un 21%, incrementar el nivel de satisfacción del cliente y el volumen de ventas un 10% y un 20% respectivamente, y aumentar su rentabilidad un 21%. La consultora también hacía énfasis en uno de sus post en el hecho de que esta cultura debe potenciarse desde la Alta Dirección y penetrar, en forma de cascada, en cada uno de los niveles de la empresa, una empresa cuyos líderes deben concebir este empoderamiento como valor estratégico y diferencial y donde debe primar una comunicación abierta y constante. Utilizar las métricas idóneas a la hora de contratar y desarrollar a los mánager adecuados, que hagan del empoderamiento de sus empleados una práctica recurrente, también será una inversión más que recomendable. 

Productividad y proactividad

Un ecosistema empresarial donde los mandos superiores e intermedios deleguen y empoderen a sus subordinados también se traduce en menores costes asociados a una mala gestión de personas, en tanto que se reducen los índices de absentismo, rotación, contratación y onboarding, insatisfacción de clientes y usuarios, etc. Y no solo eso, sino que la productividad de los colaboradores por separado y agrupados en equipos –siempre que se les proporcione formación y herramientas adecuadas para desarrollar su trabajo- crecerá, algo que a su vez le dotará de mayor confianza a la hora de proponer ideas de mejora.

Esta proactividad con la que todos (empleado, equipo y empresa) ganan es, sin embargo, una de las asignaturas pendientes de la empresa española. Algunas ideas para revertir esta situación:

  • Formación y coaching en la implementación de nuevos procesos, “algo que permitirá que cada profesional comprenda qué es lo que cambia y por qué, sintiéndose involucrado en el proceso y capacitándole para aportar ideas de mejora”.
  • Colaboración y soporte mutuo entre todos los departamentos de la empresa, “de modo que todos comprendan la función del resto y su implicación en la estrategia común”.
  • Participación de todo el equipo en las discusiones de los problemas y en la toma de decisiones.
  • Reuniones eficientes, con la información necesaria en cuadros visuales que simplifiquen el contenido y faciliten su comprensión.
  • Identificar objetivos y un sistema de indicadores que facilite el seguimiento y motivación de todas las áreas de la compañía.

¿Estás dispuesto a liderar este cambio cultural dentro de la empresa?